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Representación artística |
Las Naumaquias eran representaciones de batallas navales que llevaban a cabo los romanos. Era uno de los espectáculos más relevantes y de mayor éxito en la antigüedad. Estas funciones solían ser grandiosas y necesitaban del desarrollo de una infraestructura muy costosa. Recreaban grandes batallas marítimas históricas, produciendo así enfrentamientos entre las grandes flotas egipcias, griegas o persas.
Se llevaban a cabo en diversos lugares, en cuencas hidrográficas, o grandes piscinas habilitadas para ello, o en los anfiteatros. Se llegaba incluso a desviar el curso de algunos ríos para establecer el lugar adecuado para ellas.
El creador de estos espectáculos, o el primero que realizó estas exhibiciones fue Cayo Julio César, quien organizó la primera batalla en el 46 a.C como conmemoración de sus victorias. Para ello creó un lago artificial en el Campo de Marte. Desarrolló una espectacular batalla entre las flotas fenicias y egipcias, con 22 barcos, 4.000 remeros y 2.000 soldados. Tras este primer batalla se realizaron muchas y muy diversas.
La más grande fue la realizada por Claudio en el 52 d. C., en el lago Fucino, donde se construyó un tritón de plata en el centro del lago, que emergía para dar comienzo a la contienda. 19.000 esclavos, con 50 naves cada uno, se enfrentaron en esta colosal lucha.
El historiador romano Suetonio nos cuenta como los esclavos saludaron al emperador con la famosa frase “Morituri te salutant”, “Los que van a morir te saludan”, pero esta popular frase solo nos consta que se pronunció en esta Naumaquia.
También Tácito narró esta Naumaquia así: "Por la misma época, tras cortar el monte que hay entre el lago Fucino y el río Liris, y a fin de que una obra tan colosal pudiera ser visitada por las masas, se organiza una batalla naval en el mismo lago, tal como en otro tiempo había hecho Augusto con ocasión de la construcción de un embalse al otro lado del Tíber, aunque con naves ligeras y una tropa menos numerosa. Claudio armó trirremes y cuatrirremes y también a diecinueve mil hombres; había hecho rodear el perímetro del lago con balsas para que no quedara escapatoria alguna, pero eso sí, delimitando un espacio para las maniobras de los remos, las artes de los pilotos, los ataques de las naves y las demás acciones propias del combate. En las balsas se habían apostado manípulos y escuadrones de las cohortes pretorianas y en la parte delantera se habían montado unas plataformas para disparar desde ellas las catapultas y ballestas. El resto del lago lo ocupaban los marineros en naves cubiertas. Una multitud innumerable llenó las riberas, las colinas y las partes elevadas de los montes, como si de un teatro se tratara; unos procedían de los municipios próximos y otros de la Ciudad misma, llevados por la mera curiosidad o por honrar al príncipe. Éste, vestido con un manto llamativo, y a su lado Agripina, con una clámide dorada, ocuparon la presidencia. Se peleó, a pesar de ser entre malhechores, con un espíritu propio de valientes guerreros y, tras muchas heridas, se les perdonó la vida."
Batallas Navales en el Anfiteatro Flavio (el Coliseo):
Las naumaquias realizadas en el Anfiteatro más grande del imperio fueron impresionantes. En el mismo año de su inauguración, en el 80 d.C., se estrenó el nuevo edificio con una batalla naval llevada a cabo por el emperador Tito. Poco después, en el 85, se desarrolló una nueva lucha, esta vez patrocinada por Domiciano. Parece ser que, unos pocos años más tarde, se construyó la compleja y extensa red de pasillos subterráneos (el Hipogeo), que permitían el acceso directo a la arena de las bestias, por lo que fue ya imposible inundar la arena del Coliseo. A ello se sumaba la gran complejidad de realizar estas funciones en los anfiteatros. De hecho, los barcos muchas veces no tenían el suficiente espacio para maniobrar, por lo que, en ocasiones, se utilizó un complejo decorado que simulaba las embarcaciones.
¿Cómo se realizaban en los anfiteatros?.
Lo más llamativo de todo es que aún no se sabe a ciencia cierta cómo se conseguía inundar estos edificios, especialmente el Anfiteatro Flavio. A ello hay que sumarle la rapidez con la que se sucedían las diversas exhibiciones, siendo por lo tanto un sistema eficaz y veloz. Es posible que, antes de la construcción de los pasillos debajo de la arena del Coliseo, existiera una piscina que, desbordada, posibilitara la inundación de la arena. No obstante, ni las fuentes literarias, ni las arqueológicas, permiten explicar hoy con claridad como se desarrollaban.
Seguramente debido a su alto coste, por la infraestructura material y humana, tras la dinastía Flavia, se dejaron de realizar Naumaquias.
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