Santo Rosario: Día Jueves (Misterios Luminosos)

Santo Rosario: Día Jueves (Misterios Luminosos)
Santo Rosario: Día Jueves (Misterios Luminosos)
 

Señal de la Cruz

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijos y del Espíritu Santo. Amén.

Credo

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto, y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y a muertos.

Creo en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Acto de confesión de los pecados

Yo, pecador me confieso a Dios todopoderoso

a la bienaventurada siempre Virgen María,

al bienaventurado san Miguel Arcángel,

al bienaventurado san Juan Bautista,

a los santos Apóstoles Pedro y Pablo,

a todos los santos, y a vosotros, hermanos,

que pequé gravemente de pensamiento, palabra y obra;

por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa.

Por eso, ruego a Santa María siempre Virgen,

al bienaventurado san Miguel Arcángel,

al bienaventurado san Juan Bautista,

a los santos Apóstoles Pedro y Pablo,

a todos los santos, y a vosotros, hermanos,

que roguéis por mí a Dios nuestro Señor. Amén.

El Señor todopoderoso y misericordioso nos conceda la absolución y el perdón de nuestros pecados.


Petición

Señor, abre mis labios:

Y mi boca proclamará tu alabanza.

Dios mío, ven en mi auxilio.

Señor, apresurate en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos. Amén.


Ofrecimiento

Dios, Padre Misericordioso, dirigid y aceptad todos nuestros pensamientos, palabras y obras. Y Vos, Virgen Santísima, alcanzadnos la Gracia para rezar con devoción esta parte del Santísimo Rosario, que os ofrecemos a mayor gloria vuestra, por el bien de la Religión Católica en todo el mundo y por todas nuestras necesidades espirituales y temporales, con intención de ganar las indulgencias concedidas, que aplicamos por las almas del Purgatorio, y en especial, de las que sean de vuestro mayor agrado.

Amén.


Padre nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén.


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Gloria al Padre

Gloria al Padre

y al Hijo

y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,

ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Misterios Luminosos

Primer Misterio Luminoso: El Bautismo de Jesús

Llegado a la edad de 30 años, Jesús decidió dejar el retiro de Nazaret para iniciar su vida pública en cumplimiento de la voluntad del Padre.

Por aquellos días había aparecido Juan el Bautista, predicando en el desierto la conversión y bautizando en el Jordán a las multitudes que acudían a él y confesaban sus pecados.

Entonces se presentó también Jesús, que venía de Nazaret (en Galilea) para ser bautizado por Juan. Pero éste intentaba disuadirlo diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?»

Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere». Entonces Juan se lo permitió.

Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto, en quien me complazco».

Padre nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén.


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

Gloria:

Gloria eterna al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Jaculatoria:

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos del enemigo y ampáranos, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


Segundo Misterio Luminoso: Las bodas de Caná  

Por aquel tiempo se celebraba una boda en Caná de Galilea, cerca de Nazaret, y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara el vino, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino». Jesús le responde: «Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Todavía no ha llegado mi hora». Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga».

Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala». Ellos se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde venía (los sirvientes, que habían sacado el agua, sí lo sabían), llama al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya todos están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora».

Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus signos. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.


Padre nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén.


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

Gloria:

Gloria eterna al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Jaculatoria:

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.


María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos del enemigo y ampáranos, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


Tercer Misterio Luminoso: El anuncio del Reino de Dios 

Jesús, al enterarse de que Juan el Bautista había sido entregado en manos de Herodes Antipas, dejó Judea y marchó a Galilea, donde proclamaba la Buena Nueva de Dios, diciendo: «Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». En estas palabras se describe, como en programa, el contenido de la predicación de Jesús, el Reino de Dios, su llegada y lo que para los hombres trae consigo forman el tema fundamental de la «Buena Nueva» o «Evangelio» de Jesús.

Padre nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén.


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

Gloria:

Gloria eterna al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Jaculatoria:

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos del enemigo y ampáranos, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


Cuarto Misterio Luminoso: La Transfiguración de Jesús  

Pocos días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y se los llevó aparte a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Él. San Lucas puntualiza que hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro entonces tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué hermoso es estarnos aquí! Si quieres, haré tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y de la nube salía una voz que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, el predilecto, en quien me complazco. Escuchadle». Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y les dijo: «Levantaos, no tengáis miedo». Al alzar los ojos no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».


Padre nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén.


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

Gloria:

Gloria eterna al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Jaculatoria:

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos del enemigo y ampáranos, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


Quinto Misterio Luminoso: La Institución de la Eucaristía  

Cuando llegó la hora, Jesús se puso a la mesa con los apóstoles y, mientras estaban cenando, les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios».

Tomó luego pan y dando gracias lo bendijo, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo: «Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros». Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz y, dando gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos diciendo: «Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía». Y añade San Pablo: «Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga».

Padre nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad 

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy 

nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal. Amén.


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén


Ave María

Dios te salve, María, 

llena eres de gracia;

el Señor es contigo.

Bendita Tú eres 

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros, pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

Gloria:

Gloria eterna al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Jaculatoria:

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos del enemigo y ampáranos, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


Agradecimiento

Gracias os damos Soberana Reina, por los favores que todos los días recibimos de vuestra benéfica mano; dignaos, Señora, tenernos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo; y para más obligaros, os saludamos con un Salve:

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce y siempre Virgen María!, ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Amén.


Letanías a la Virgen María


Señor, ten piedad

Señor, ten piedad


Cristo, ten piedad

Cristo, ten piedad


Señor, ten piedad

Señor, ten piedad


Cristo, óyenos

Cristo, óyenos


Cristo, escúchanos

Cristo, escúchanos


Dios, Padre celestial,

Ten piedad de nosotros.


Dios, Hijo, Redentor del mundo,

Ten piedad de nosotros.


Dios, Espíritu Santo,

Ten piedad de nosotros.


Santísima Trinidad, un solo Dios,

Ten piedad de nosotros.


Santa María,

Ruega por nosotros (emplear esta respuesta de ahora en adelante).

Santa Madre de Dios,

Santa Virgen de las Vírgenes,

Madre de Cristo,

Madre de la Iglesia,

Madre de la divina gracia,

Madre purísima,

Madre castísima,

Madre siempre virgen,

Madre inmaculada,

Madre amable,

Madre admirable,

Madre del buen consejo,

Madre del Creador,

Madre del Salvador,

Madre de misericordia,

Virgen prudentísima,

Virgen digna de veneración,

Virgen digna de alabanza,

Virgen poderosa,

Virgen clemente,

Virgen fiel,

Espejo de justicia,

Trono de la sabiduría,

Causa de nuestra alegría,

Vaso espiritual,

Vaso digno de honor,

Vaso de insigne devoción,

Rosa mística,

Torre de David,

Torre de marfil,

Casa de oro,

Arca de la Alianza,

Puerta del cielo,

Estrella de la mañana,

Salud de los enfermos,

Refugio de los pecadores,

Consoladora de los afligidos,

Auxilio de los cristianos,

Reina de los Ángeles,

Reina de los Patriarcas,

Reina de los Profetas,

Reina de los Apóstoles,

Reina de los Mártires,

Reina de los Confesores,

Reina de las Vírgenes,

Reina de todos los Santos,

Reina concebida sin pecado original,

Reina asunta a los Cielos,

Reina del Santísimo Rosario,

Reina de la familia,

Reina de la paz.


Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,

Ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios

Para que seamos dignos de alcanzar

las promesas de nuestro Señor Jesucristo.


ORACIÓN

Te rogamos nos concedas,

Señor Dios nuestro,

gozar de continua salud de alma y cuerpo,

y por la gloriosa intercesión

de la bienaventurada siempre Virgen María,

vernos libres de las tristezas de la vida presente

y disfrutar de las alegrías eternas.

Por Cristo nuestro Señor.

Amén.


Letanías A San José para el mes de Octubre


Oración del Papa León XIII a San José después del Santo Rosario para el mes de octubre

A ti, bienaventurado san José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de tu santísima esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.


Con aquella caridad que te tuvo unido con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades.


Protege, oh providentísimo Custodio de la divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; aleja de nosotros, oh padre amantísimo, este flagelo de errores y vicios. Asístenos propicio desde el cielo, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del Niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad.

Y a cada uno de nosotros protégenos con tu constante patrocinio, para que, a ejemplo tuyo, y sostenidos por tu auxilio, podamos vivir y morir santamente y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza.


Amén.


Letanías a San José

Señor, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.


Señor, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, óyenos.

Cristo, óyenos.


Cristo, escúchanos.

Cristo, escúchanos.


Dios, Padre celestial.

Ten piedad de nosotros.


Dios Hijo, Redentor del mundo.

Ten piedad de nosotros.


Dios Espíritu Santo.

Ten piedad de nosotros.


Santa Trinidad, un solo Dios .

Ten piedad de nosotros.


Santa María,

Ruega por nosotros (decir esta respuesta de ahora en adelante).


-San José

-Ilustre descendiente de David

-Luz de los patriarcas

-Esposo de la Madre de Dios

-Custodio purísimo de la Virgen,

-Nutricio del Hijo de Dios

-Diligente defensor de Cristo

-Jefe de la Sagrada Familia

-José justo

-José casto

-José prudente

-José fuerte

-José obediente

-José fiel

-Espejo de paciencia

-Amante de la pobreza

-Modelo de obreros

-Gloria de la vida doméstica

-Custodio de vírgenes

-Sostén de las familias

-Consuelo de los desdichados

-Esperanza de los enfermos

-Patrono de los moribundos

-Terror de los demonios

-Protector de la santa Iglesia


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.

Perdónanos, Señor.


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.

Escúchanos, Señor.


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.

Ten piedad de nosotros.


V. Lo nombró administrador de su casa.

R. Y señor de todas sus posesiones.


Oración

¡Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a San José para esposo de tu Santísima Madre!; te rogamos nos concedas tenerlo como intercesor en el cielo, ya que lo veneramos como protector en la tierra. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

Oración a San Miguel Arcángel

San Miguel Arcángel: Defiéndenos en la pelea contra satanás y sus demonios; sed nuestro amparo y protección; que el Altísimo os dé el poder y el permiso para que nos asistáis y que Dios haga oír su voz imperiosa para que expulse a satanás y sus demonios que quieren hacer perder la humanidad. Que tu grito: “¿Quién como Dios?, ¡nadie es como Dios!”, someta a satanás y sus demonios bajo nuestros pies.

Amén.


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