Dimas, el ladrón con corazón de niño

 Dimas era un niño pobre, para sobrevivir robaba junto con otros niños iguales a él. Se dedicaban a sustraer una que otras pertenencias o comida a los comerciantes, pero Dimas tenia algo distinto a los demás.

  Cierto día consiguió a un niño más pequeño que él, los demás niños no querían alojarlo con ellos, porque era muy pequeño y tenían que enséñale todo, incluyendo hablar. Sin embargo, Dimas lo acogió, compartió su comida con él a pesar de poseer muy poca. 

  Pasaron los años y de adulto, Dimas siguió siendo un ladrón, pero robaba como si se tratara de un niño haciendo travesuras a los adultos. Robaba a los ricos avariciosos, familiares de gobernantes, personas influyentes. En unos de sus robos, dejó desnuda a la hija de una persona influyente del gobierno. 

  En una ocasión vio a una mujer que padecía hambre, noto que a pesar de tener un pedazo de pan, ella no lo comía, la siguió sin que se diera de cuenta. La mujer entro en una casa en muy mal estado, dentro de la misma habían dos niños los cuales gritaban de alegría a verla llegar con algo para comer. Dimas tenia unas monedas de oro dentro de una bolsita de tela, así que fue lanzo la bolsita por un agujero que estaba en la puerta de la casa y salió corriendo, como si lo estuvieran persiguiendo.

  Dimas mirándose que no tenia nada que comer se cuestionaba así mismo.   

  Ya en la casa con su banda de ladrones, mirando a cada uno con su parte de un botín de un asalto pasado y él sin nada. De repente, alguien toca la puerta, era un hombre con su esposa y un niño; estaban huyendo de unos perseguidores. Los ladrones no le interesaba buscar problemas ajenos, así que no le ayudaron. Sin embargo, Dimas apiadándose, fue y les dejó entrar y los refugio en un cuarto secreto que tenia la casa. La mujer lo bendijo y el niño dijo a su madre algo de Dimas pero él no logro entender de que hablaban. 

  Ya pasado algunos años desde que refugio a esa familia, Dimas y su banda decidieron asaltar a un comerciante a las afueras del pueblo. Pero no sabían que ya las autoridades estaban al tanto de sus crímenes por esa zona. Lo que parecía un asalto cualquiera terminó con la muerte de casi todos los miembros de la banda, solo quedaron vivo Dimas y Gestas. Ambos fueron atrapados por los soldados. Fueron sentenciados a morir crucificados. 

  Cuando llego el día de su ejecución, notaron un gran escandalo por las calles, al parecer había alguien al que el pueblo odiaba que también iba a ser ejecutado junto con ellos, pero este fue torturado días antes. Dimas se preguntaba, ¿Qué había hecho este hombre para tal castigo?

  Al salir a su crucifixión vio que, aquel hombre era el mismo que el pueblo adoraba cuando curó a muchos enfermos. Dimas fue puesto en la cruz, después de calmarse un poco su dolor, vio a los lados y siguió notando como algunos hombres insultaban y se burlaban de Jesús, mirándolo no vio rabia, ni ira, solo pudo ver en los ojos de Jesús misericordia. Dimas viendo a Jesús sintió que su corazón volvió a ser como cuando era un niño, se sentía seguro y calmado a pesar de estar muriendo, de repente Gestas grito diciendo:

- ¿No eres Tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros. 

Dimas volviendo a ver a Jesús, se dio de cuenta que era cierto, era el Mesías, comenzó a llorar y le respondió a Gestas:

 - Y Tú, qué sufres la misma  pena, ¿no respetas a Dios? Lo nuestro es justo, pues recibimos la paga de nuestros delitos; este en cambio no ha cometido ningún crimen.

-  Jesús, cuando llegues a tu reino acuérdate de mi. 

Jesús le contestó: 

-  Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.

 Jesús murió, y a Dimas le rompieron las piernas y cerrando los ojos por el dolor, comenzó a desangrarse. De repente el dolor comenzó a desaparecer, notó una luz delante de él. Abriendo los ojos logró ver a un ser vestido de blanco y este le pregunta:

-  ¿Quién eres? Tu aspecto es el de un ladrón.

-  ¿De dónde vienes, que llevas el signo de la cruz sobre tus espaldas?

Dimas respondiendo:

-  Con verdad habláis, porque yo he sido un ladrón, y he cometido crímenes en la Tierra. Y los judíos me crucificaron con Jesús, y vi las maravillas que se realizaron por la cruz de mi compañero, y creí que es el Creador de todas las criaturas, y el rey Todopoderoso, y le rogué, exclamando: Señor, acuérdate de mí, cuando estés en tu Reino.

El ser vestido de blanco respondió:

-  Bien, ven y cámbiate esa ropa por una nueva que has ganado con tu fe. Por acá esta...

 


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